¡POR FIN!
Ya no podremos preguntar en las ruedas de prensa de Tajonar por lo que le pasa a Osasuna cada vez que pasa la muga. Por fin ha llegado el primer triunfo a domicilio.
Y no ha llegado precisamente en el mejor partido de los rojos que ha tenido fases para aburrir a las ovejas. Pero el que se ha aburrido ha sido un Espanyol que ha mostrado bien claramente porqué llevaba sólo nueve goles marcados en doce partidos. Pero lo que no ha demostrado es el motivo por el que únicamente había encajado dos goles en los últimos seis partidos y uno de penalti.
Osasuna ha hecho un partido feo pero efectivo. Lo más importante es que ha sabido aguantar al rival cuando se ha quedado con uno menos cerrando los espacios al Espanyol y sabiendo mantener el 1-2. Jugando como un bloque, como un equipo.
Ha sido un gran triunfo por todo lo que supone. Primero por romper el maleficio fuera de casa y después por sumar tres puntos más para llegar cuanto antes a los necesarios para la permancia. Y después, a pensar en otra cosa. De momento da gusto ver a los rojillos en el séptimo puesto. Mucho más cerca de Europa que descenso.
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